domingo, 3 de abril de 2016

  • San Javier: 

    • Juan Calvino: Teólogo y reformador protestante. Fue educado en el catolicismo, realizando estudios de Teología, Humanidades y Derecho. Con poco más de veinte años se convirtió al protestantismo, al adoptar los puntos de vista de Lutero: negación de la autoridad de la Iglesia de Roma, importancia primordial de la Biblia y doctrina de la salvación a través de la fe y no de las obras.
    • Concilio de Trento: El Concilio de Trento fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica desarrollado en periodos discontinuos durante veinticinco sesiones entre los años 1545 y 1563. Tuvo lugar en Trento, una ciudad del norte de la Italia actual, que entonces era una ciudad imperial libre regida por un príncipe-obispo
    • Jesuitas: La orden jesuita, o de los jesuitas, llamada oficialmente Compañía de Jesús, es una orden religiosa católica fundada a mediados del siglo XVI (más específicamente en el año 1534) en la ciudad de París. Su fundador fue el religioso luego declarado santo San Ignacio de Loyola. Los objetivos de la fundación de esta compañía fueron, obviamente, la extensión y difusión del mensaje de Jesús en aquellos territorios y comunidades en los cuales el mismo todavía no existiera. Una de las principales y más destacas obras de esta compañía tuvo lugar en América del Sur, en el actual territorio argentino y paraguayo.
    • San Ignacio de Loyola: Ignacio de Loyola (Azpeitia1491 – Roma31 de julio de 1556) fue un militar y luego religioso español, surgido como un líder religioso durante la Contrarreforma. Su devoción a la Iglesia católica se caracterizó por la obediencia absoluta al papa. Fundador de la Compañía de Jesús de la que fue el primer general, la misma prosperó al punto que contaba con alrededor de mil miembros en más de cien casas —en su mayoría colegios y casas de formación— repartidas en doce provincias al momento de su muerte. Sus Ejercicios espirituales, publicados en 1548, ejercieron una influencia proverbial en la espiritualidad posterior como herramienta de discernimiento. La Iglesia católica lo canonizó en 1622, y Pío XI lo declaró patrono de los ejercicios espirituales en 1922.

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