Más tarde teníamos que bendecirnos uno a sí mismo en silencio como haría Dios con nosotros. Pero lo más interesante para mí ha sido la parte en la que teníamos que bendecir a una o dos personas de la clase, ya fuese por sus buenos actos o si por el contrario no nos llevásemos muy bien o mal con esa persona, poniendo por encima mis deseos de que le suceda el bien a pesar de nuestros desentendimientos. Yo en concreto elegí a amiga Genoveva porque me parece muy buena amiga y persona y quise bendecirla. Después bendecimos las chicas a los chicos, y viceversa y entre medias aproveché para bendecir a las personas que no tuve oportunidad de hacerlo.
El profesor nos felicitó porque a pesar de que al principio nos daba un poco la risa, conseguimos hacerlo bien y de una manera seria. Esta actividad en mi opinión creó un "buen rollo" entre la clase y gran tranquilidad entre todos.
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